Mayo 2016
¿Qué es la Evaluación Educativa? ¿Qué evaluamos? ¿ Qué técnicas de evaluación son las más utilizadas en los procesos de enseñanza-aprendizaje? ¿En qué medida participan en el proceso evaluador los niños y las niñas a los que se evalúa? ¿Qué atención existe a la diversidad? ¿Se gestionan adecuadamente los resultados obtenidos en los procesos de evaluación? ¿Qué experiencias positivas e innovadoras se están llevando a cabo en este ámbito?
Es innegable la importancia de la Evaluación en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es una estrategia útil y necesaria para determinar el grado en que se están logrando los objetivos de aprendizaje y contribuye, o debería contribuir, a mejorar la calidad de la educación.
Para profundizar en el concepto de Evaluación Educativa en el ámbito de la Educación Formal y la Educación No Formal, hoy entrevistamos a Begoña Learreta y César Torres. Con los dos he tenido el placer de trabajar y de ambos he aprendido mucho acerca del tema que nos ocupa.
Begoña es actualmente directora del área de formación de Renovacentia, empresa consultora de centros escolares. Compagina esta actividad con la docencia en la Universidad Europea de Madrid, en áreas relacionadas con la Didáctica y la Educación.
Begoña ¿Con qué definición de evaluación educativa te sientes más identificada?
Yo definiría la evaluación como la mayor oportunidad de mejorar un aprendizaje si se refiere al alumnado, un desempeño profesional si se refiere al profesorado y un modelo de intervención, aplicada a un centro educativo. Debe entenderse como una extensa y continua recogida de información de diferente naturaleza, con la intención de ser analizada para sacar conclusiones y poder mejorar realidades educativas. La evaluación debe ser siempre constructiva y producirse con el único objetivo de mejorar y reconducir situaciones. En ningún caso debería entenderse bajo una perspectiva negativa, represora o sancionadora.
¿Cómo debería concebirse la evaluación?
La evaluación debería ser más cualitativa, más vinculada a procesos, más centrada en la observación de lo que ocurre en el día a día y no tanto en aspectos puntuales que buscan la materialización en un resultado, y que se basan en un dato numérico. Abogo por una evaluación polivalente, basada en una gran variedad de procedimientos e instrumentos, y llevada a cabo de manera continua, inmersa en el propio proceso educativo. Las propias actividades de aprendizaje deben ser manejadas además como actividades de evaluación.
¿Qué enfoque evaluativo es el predominante en las escuelas y hacia qué enfoque deberíamos ir?
Desde mi punto de vista, el modelo de evaluación que predomina en la mayor parte de los centros educativos es el que se centra en el alumnado exclusivamente y llevado a cabo desde un punto de vista muy cuantitativo. La evaluación actualmente se orienta a valorar la memoria y la reproducción mediante instrumentos muy rígidos y analíticos, e incluso no aplicados en el momento ni forma adecuados. Por otra parte, hay una clara tendencia a identificar evaluación con calificación lo cual es un grave error de concepto. La calificación debe ser la consecuencia de la evaluación. El enfoque debería orientarse hacia valoraciones más holísticas e integradoras, capaces de centrarse en la creatividad, la capacidad de solucionar problemas, de integrar información y aplicarla a diferentes contextos. Estaría bien poder hablar de una evaluación basada en competencias, en capacidades que pongan en valor el desarrollo integral de los estudiantes.
¿Son los test y las pruebas los mejores instrumentos para evaluar el progreso y el aprendizaje de los estudiantes?
Por supuesto que no. La mayor parte de la evaluación se basa en este tipo de técnicas e instrumentos, y aporta conocimiento muy analítico y descontextualizado de cómo el alumnado se manejaría en situaciones cotidianas manejando su conocimiento. Sólo se considera valioso y por tanto merecedor de ser evaluado el “saber” materializado en información, datos y explicaciones que en ocasiones además son sólo saberes estancos, que en poco tiempo quedarán obsoletos en la sociedad de la información y del conocimiento en la que estamos inmersos. La evaluación basada en pruebas de conocimiento mediante tests no consideran el “saber hacer” ni el “saber ser”, ni por supuesto el “saber sobre uno mismo” y sobre las relaciones con los demás, a pesar de tratarse, paradójicamente, de dimensiones tan importantes para la persona.
¿Participan los alumnos en el proceso de evaluación de la práctica educativa? o ¿son los únicos evaluados?
Por lo general el alumnado no participa en los procesos de evaluación. Esto resulta un enfoque muy reduccionista que se aprecia a dos niveles. Por una parte, porque se pierde la oportunidad de que el propio estudiante se evalúe a sí mismo, (a partir de determinadas edades ya está capacitado para hacerlo si se le orienta) y podría aportar una visión muy rica a la evaluación que le hace el profesorado a través de planteamientos de autoevaluación. También podría participar en procesos de coevaluación, potenciándose de esta manera la evaluación entre iguales, siempre bajo las premisas y estándares adecuados, y en relación a procesos de aprendizaje llevados a cabo en comunidad, como puede ser vinculado al aprendizaje cooperativo. Desde otra perspectiva, el alumnado podría también ser un agente activo en procesos de evaluación orientados al profesorado y a la propia institución educativa, y no sólo mediante procedimientos cuantitativos, sino también cualitativos, que aporten la comprensión de muchas circunstancias educativas. Realmente son los únicos evaluados, obviándose por tanto la evaluación del profesorado y la de las propias instituciones.
¿Qué experiencias de referencia en este ámbito nos recomendarías conocer?
El modelo finlandés, el cual tuve la oportunidad de conocer in situ, es un buen exponente de ausencia de pruebas externas en su sistema educativo. Las evaluaciones poseen un gran peso, y se llevan a cabo a nivel interno en cada centro, por parte de todos los agentes de la comunidad educativa, pero con la única finalidad de mejorar, a partir de los análisis que derivan de dichos procesos de evaluación. Los centros poseen un gran nivel de autonomía y autogestión, y se valen de sus propias evaluaciones para fomentar una mejora continua. En este contexto la evaluación tiene realmente la finalidad que debe tener.
¡Muchas gracias por tus aportaciones Begoña!
César es padre de cuatro hijos. Profesor del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada. También educador deportivo de la modalidad de baloncesto enfocado en la formación de las categorías inferiores.
César ¿qué entendemos por Educación No Formal?
En términos generales podría decirse que la Educación No formal hace referencia tanto a todas aquellas entidades como a las actividades, medios o ámbitos de educación que no sean escolares o sistemáticamente académicos, pero que han sido creados explícitamente para satisfacer unos objetivos educativos determinados. Ofrece una abundante y dispar perspectiva, no sólo en cuanto a sus funciones educativas, sino también con relación a las instituciones, agentes, métodos y procedimientos que forman parte de esta particular modalidad de formación.
¿Qué tipos de programas se incluyen en la Educación No Formal que estén dirigidos a los niños y adolescentes?
La variedad es superlativa, también incluyendo los ámbitos de la Animación Sociocultural o de la educación especializada: colonias, semanas culturales, museos, ludotecas, bibliotecas, parques temáticos, espacios al aire libre, granjas escuela, escuelas en la naturaleza, escuelas viajeras, itinerarios de educación ambiental, senderismo, casas de juventud, albergues, asociacionismo juvenil, grupos Scout, zoológicos, centros cívicos, asociaciones de vecinos, clubes deportivos…
Se supone que dentro de este ámbito también debiera haber Evaluación Educativa, pero ¿es real? ¿Se lleva a cabo? ¿Qué se evalúa?
Claro que existen procesos evaluativos, y de manera más o menos estructurada se realiza. Toda acción educativa incluye una evaluación. Y desde el punto de vista didáctico debe responder a tres cuestiones: qué, cómo y cuándo evaluar. Lo que se evalúa es si las finalidades, propósitos u objetivos y competencias establecidos se han alcanzado y en qué grado.
¿Qué tipo de instrumentos se utilizan?
Los instrumentos utilizados para llevar a cabo la valoración responden al cómo, ya sea de naturaleza cualitativa (por ejemplo, a través de la observación directa, diarios, rúbricas…), de naturaleza cuantitativa (por ejemplo, cuestionarios, pruebas objetivas…) o de naturaleza ecléctica (empleando instrumentos cualitativos y cuantitativos para luego triangular los resultados). Muy unido a este aspecto está cuándo evaluar, pues pueden emplearse ciertos instrumentos al principio, durante y/o al final de una sesión o periodo formativo.
Por lo general ¿participan los destinatarios (niños y adolescentes en este caso) en las evaluaciones? ¿Se recoge su opinión de manera sistemática acerca del programa en el que han participado?
Depende de la naturaleza de la propuesta formativa, de los objetivos planteados, de la madurez de los usuarios… Por lo general se les hace más partícipes a los usuarios de una propuesta de Educación No Formal, pues la evaluación continua, la retroalimentación está más presente en este tipo de actuaciones educativas.
¿Qué aspectos de mejora consideras necesarios? ¿Y qué aspectos de la metodología en el ámbito de la Educación No Formal crees que se podrían trasladar con éxito a la Educación Formal?
Más que aspectos de mejora, considero que necesitamos concienciarnos de la complementariedad y refuerzo que los tres tipos de educación (formal, no formal e informal) presentan y que esto se traslada perfectamente al ámbito de la evaluación. A ver si con el siguiente ejemplo soy capaz de esclarecer lo que quiero decir. Hay dos asignaturas que afortunadamente llevo varios años impartiendo, una está relacionada con los aspectos didácticos generales y otra con el liderazgo y calidad en la educación no formal. Todos los años solicito el aula de Expresión Corporal donde grabamos las sesiones que dirige el alumnado para su posterior visualización, análisis y propuesta de mejora; y a su vez visitamos el monumento de La Alhambra, generalmente, y otros espacios de la ciudad de Granada. La combinación de sesiones en el aula ordinaria, el desarrollo de sesiones de dinamización y animación de grupos, y la salida del espacio académico para convivir, relacionarnos, conocernos, así como aplicar en la realidad lo que teóricamente vamos avanzando, hace que se fundan lo informal, formal y no formal en una experiencia didáctica ecléctica que aglutina todas las ventajas de los tres tipos de educación y minimiza sus posibles inconvenientes. El esfuerzo como docente es máximo, sin duda. Pero entiendo que como profesional quizá pueda estar proporcionando una mayor formación y concienciar a los futuros docentes y educadores de que esa fusión de actuaciones formativas es positiva y que se puede valorar a través de la evaluación. Es difícil, soy consciente, pero puede hacerse.
¡Muchas gracias César! Si estáis interesados en profundizar en el concepto de Educación No formal os recomiendo leer LA EDUCACION NO FORMAL Y DIFERENCIADA.
Terminamos el artículo con una infografía que recoge algunas ideas clave sobre lo que es y no es la Evaluación Educativa.
¡Otro tipo de evaluación es posible!
como siempre muy interesante! lo que puedo aportar como pregunta para el debate es en qué medida crees que estas reflexiones pueden aplicarse al sistema educativo actual. Estoy transitando con mi hijo el ingreso a High School y (según el lugar en el que vivas) los tests son el centro de los procesos de admisión y esto plantea un desafío no solo a nivel cognitivo sino en el desarrollo evolutivo en términos mas amplios. Saludos!
Muchas gracias Erica. Efectivamente en muchos sistemas educativos el criterio que rige la evaluación es la clasificación y “ordenación” de los estudiantes según sus capacidades cognitivas. En Estados Unidos es una práctica muy habitual y responde, desde mi punto de vista, a la cultura de la competitividad predominante tanto a nivel individual como de centros educativos. En cualquier caso la oferta educativa es muy amplia y variada y las familias podemos elegir el centro que consideremos más adecuado para nuestros hijos. Un abrazo y que vaya bien esta nueva etapa con tu hijo : )
Me ha gustado mucho el post y las perspectivas multidisciplinares que aportan Begoña, César y Lisi sobre la evaluación. Hace ya 2O años que hice un máster totalmente innovador “Máster en Educación Ambiental” con María Novo (Catedra UNESCO) en el que se planteaba este tipo de evaluación. Luego estuve de profesora universitaria y como cooperante en el Deptto de Educación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (Mx) donde, a nivel teórico, investigábamos sobre estas formas de evaluación. Hoy en día se ha incorporado a todos los ámbitos de la educación la evaluación del profesorado, sin embargo sigue siendo sistemática la evaluación a los alumnos en base a tests, pruebas maratonianas, exámenes de conocimiento y/o habilidades. Son pocos los profesores o los centros que se toman en serio la evaluación cualitativa y polivalente. Supongo que existe algún tipo de sistemática o de aproximación para la implementación de estos tipos de evaluación polivalente que sustituyan al rígido sistema imperante hasta ahora. Sería muy bueno conocerlos.
Muchas gracias por tu interesante aportación al tema Belén. Hay mucho camino que recorrer en este sentido, especialmente si hablamos de la participación de los estudiantes en el proceso de evaluación desde las primeras etapas educativas. Un abrazo