“Ser paz en medio del caos” no se me ocurre mejor frase (acuñada por alguien que no soy yo) para describir lo que implica para mí la conexión entre nuestra paz interior y la paz en el mundo.
Y es que hoy, 30 de enero, se conmemora en los centros educativos una cultura de no violencia y paz y qué mejor forma para reflexionar sobre ello que poniendo la mirada en nosotros (adultos de referencia sea en el ámbito que sea):
¿Cómo es nuestra forma de comunicarnos? ¿Qué tono utilizamos? ¿Qué herramientas tenemos para resolver los conflictos? ¿Somos asertivos? ¿Qué patrones seguimos reproduciendo inconscientemente? ¿Qué lugar ocupa la frustración, la ira o el dolor en nuestro día a día? ¿qué comunicamos con nuestra mirada?
La teoría la conocemos bien y cada vez somos más los que nos embarcamos en este viaje de transformación personal para ser el mejor referente que podamos para los niños y niñas, pero la realidad es muy compleja y requiere de una continua revisión interior.
Dibujar el símbolo de la paz o comenzar con acciones más visuales de lo que supone la paz es necesario y valioso con los más pequeños pero se queda corto desde mi punto de vista, no llega al fondo de la cuestión, y es que la paz a gran escala empieza por nuestra paz interior. Implica librar nuestras propias batallas internas, identificar contradicciones, errores, juicios y formas de entender las relaciones humanas que nos confrontan con lo que hemos aprendido desde pequeños. Todo este proceso requiere de mirada, reflexión, autoeducación, dirección, tiempo, amor y confianza.
Cuando pongamos el foco en nosotros como adultos y asumamos esa responsabilidad individual podremos ser parte de la transformación y les llegará a ell@s de una forma coherente y verdadera.
Sigamos adelante, con consciencia, siendo perfectamente imperfectos, como seres humanos en constante evolución.
Ojo! 👉🏽 hacer un trabajo interior no implica que vayan a desaparecer los conflictos… pero sí nos ayudará a enfrentarlos de una forma más sana🙏